martes, agosto 05, 2008

"Don't do that! Respect"

Para mí, es una de las frases del fin de semana.

Así, a simple vista parece no ser gran cosa: "No hagáis eso! Respeto!" viene a decir, más o menos. Parece algo que diría cualquier madre a sus hijos y a sus amigos, ¿verdad?

Pues parece ser que os equivocáis.
Esto es punk, puro y duro ... Al menos si tenemos en cuenta quién pronunció estas palabras.

Ni más ni menos que Johnny Rotten, el vocalista de los Sex Pistols.
¿Que por qué dijo eso? Pues porque un punkarra saltó al escenario en mitad de su concierto en el Festival de Paredes de Coura y mientras un segurata se encargaba de reducirlo de "buenas maneras", el otrora abanderado del punk, que se atrevió a cantar 'Anarchy in the UK' subido en un barco por el Támesis al habérsele prohibido tocar en 'suelo' británico por los continuos altercados durante sus conciertos, no se le ocurrió otra cosa que pedirle al público que no hiciese ese tipo de cosas, que había que respetar a los demás.

A mí se me cayó la cara de vergüenza. Y no es que el concierto no me gustase. Sonaba bien, y tocaron todo lo que tenían, y no lo hicieron mal, pero la actitud era del todo caricaturesca. Johnny Rotten se comportaba como un abuelete payaso que quería ir de simpático y hacer reir a la gente, cuando lo que tenía que hacer era salir al escenario, tocar, cantar y no destrozar un mito. A su lado, había otros dos personajes: un enormemente gordo Steve Jones a la guitarra y un Glen Matlock al bajo, que más parecía un militante del PP de vacaciones (por sus pantalones de pinzas, camisa azul y pelo rubio maqueado) que un músico de rock.

Aquí os dejo el momento en cuestión (os aconsejo que en cuanto empiece la canción paréis el vídeo, porque el sonido es bastante desagradable)



Sin duda, no tuvo nada que ver este concierto con el que Iggy Pop & The Stooges ofrecieron en Santiago en las fiestas del último Xacobeo.

Pues los Sex Pistols fueron el grupo que puso el cierre a la primera jornada de conciertos en Paredes de Coura. Tocaron después de dos grupos portugueses (Bunnyranch y X-Wife), los americanos The BellRays y los suecos Mando Diao.

The BellRays son un grupo de rock con una mujer negra como vocalista, con el toque de soul que eso conlleva. No sonó mal, la verdad. No los había escuchado nunca y fue el primer concierto que vimos del Festival.

Luego llegaron Mando Diao. Tenía muchas ganas de verlos porque es un grupo que me gusta bastante. Ya el año pasado me apetecía cuando a última hora se canceló el concierto por una afección de uno de los cantantes. Según me dijo un conocido que ya era la tercera o cuarta vez que los veía en directo no fue su mejor concierto, pero a mí me gustaron bastante. Lo malo fue que durante los dos primeros temas parecía como si las guitarras estuviesen silenciadas, algo que volvió a suceder al día siguiente con The Sounds y si no recuerdo mal, también con The Rakes. Un fallo de sonido bastante gordo la verdad.

El día siguiente fue el más completo. Empezamos temprano, con los madrileños Layabouts en el Palco Ibero Sounds. Un sonido muy directo en el que cada canción era un petardazo. La cuestión es que suenan a lo que suenan todos los grupos que salen ahora.

Seguimos con Two Gallants, un conjunto de folk rock formado por un batería y un guitarrista/vocalista. Su música se basa en eso, batería, voz y guitarra a base de arpegios. Pero no me pareció el típico grupo de folk que tocan suaves melodías, sino son dos chavales que saben tocar muy bien sus instrumentos y que mantienen maneras un tanto punk sobre el escenario. Me pareció un gran concierto, de entre los cinco mejores del festival. Un festival, por cierto, con un nivel superior al del año pasado.

Tras Two Gallants subieron los británicos The Rakes. Otro grupo del sonido post-punk de moda, aunque con una pose algo más divertida y menos seria o soberbia, si lo preferís decir así. Empezaron un poco flojos y se fueron animando a medida que avanzaban las canciones.

Los suecos The Sounds fueron los siguientes en aparecer en escena. Ya era de noche y los sustitutos de The Long Blondes en el cartel hicieron las delicias de los jóvenes salidos que se habían situado en primera fila para ver a su rubia cantante. Para mí, fueron los más flojos del día, lo cual tampoco era difícil viendo lo que estaba por venir.

Editors son 'acusados' de ser iguales a grupos como Interpol, que a su vez tienen que aguantar comparaciones con Joy Division. Es cierto que guardan mucho parecido. Ritmos muy marcados, voces graves y, sobre todo Editors, guitarras afiladas que en algunos momentos me hacen recordar a The Edge, de U2. No sé si alguien me dará la razón.
Otra cosa que tiene Editors es que me cuesta un montón diferenciar entre sus propias canciones. De hecho, hasta me pareció que tocaron dos veces el mismo tema (aunque sé que no). Lo que no se les puede negar es que tienen un directo cojonudo. Suenan muy compactos, muy potentes y muy coordinados. Se nota que lo tienen todo muy ensayado. De verdad, muy buenos.

Para cerrar la noche (al menos, en el Palco Heineken) les tocaba el turno a los veteranos Primal Scream. Según el programa tenían hora y media de concierto, pero solo tocaron durante una hora y diez, más o menos. Y no hubo cosa que me jodiese más en todo el fin de semana, ni el chaparrón que nos cogió justo a la hora de montar la tienda, ni que la frecuencia de limpieza de los baños descendiese con respecto a la última edición. Y es que me estaba encantando el concierto. Me los había perdido hará 4 o 5 años cuando vienieron a Vigo porque tenía que trabajar en los conciertos del XoveVigo en el Náutico y lo cierto es que no me defraudaron en absoluto. La atmósfera que crean es acojonante. De lo mejorcito.

Al día siguiente volvimos a ir pronto a la zona de conciertos para ver si lo que me habían dicho de los españoles Dorian era cierto: "¡Qué mal canta el tío!" fue lo que me dijeron. Y lo cierto es que tampoco lo hacía tan mal. No es que sea la mejor voz del mundo, pero las tengo escuchado peores. Eso sí, su música no es que me diga mucho.

Tras ellos nos acercamos al escenario grande a ver a Spiritual Front. Son unos italianos que tocan sentados, con traje y camisa negra y corbata blanca. Según veo en las etiquetas de lastfm hacen folk oscuro o apocalíptico. Yo no tengo ni idea de lo que es eso, pero había escuchado un par de cosas suyas y sonaban bien, pero en directo me desencantaron un poco.

Nos fuimos a cenar rápido (perdiéndonos el concierto de The Teenagers) porque habían cambiado el horario y adelantaron a The Mars Volta a las 21:30 y no nos los queríamos perder.
Y no lo hicimos. El sonido de estos tíos sí que es indescriptible. Según comentarios que escuché a posteriori hubo gente a la que le rayó el concierto. A mí me flipó. Otro concierto acojonante. Hora y media de duración. Tenían programadas dos horas, pero parece ser que tenían otro concierto al día siguiente y si no se iban, no llegaban. Lo cierto es que no se lo reprocho, ya que con esa duración me quedé encantado y está bien que otra gente pueda verlos en otro sitio.

Poco antes de las doce de la noche salieron los belgas dEUS y ofrecieron otro gran espectáculo sobre el escenario. Eso sí, con un sonido totalmente distinto. Mientras The Mars Volta tocaban como si estuviesen improvisando en algunos momentos, dEUS sonaban más compactos. Se les notaba las tablas que aportan sus años de experiencia sobre escenarios.

Tras tres días de conciertos estábamos bastante agotados y decidimos que si las dos primeras canciones de los portugueses Wraygunn no nos gustaban nos ibámos a la tienda. ¿Qué hicimos? Nos fuimos a la tienda.

El último día me pareció, con diferencia, el más flojo de todo el festival. Vale que no vimos a Thivery Corporation, porque empezaban a la 1:30 (2:30 hora española) y yo a las 7:20 tenía que estar en pie porque se me acababan las vacaciones.

Volvimos a comenzar en el Palco Ibero Sounds para ver a We Are Standard, otros españoles que, como Layabaouts, cantan en inglés. De los tres grupos que vimos ahí fueron los que más me gustaron. Un rock bailable y enérgico que se dejaba escuchar bastante bien. Según dijeron, acababan de llegar de Lanzarote y parecía que el vocalista había estado bebiendo en el avión, porque se subió al escenario ciego perdido. Yo no sé si se lo hacía o lo estaba en realidad. Cualquiera que fuese la verdad, llamó la atención sobre el público.

Nos acercamos a tirarnos en la hierba mientras veíamos a unos del todo desconocidos para mí, Ra Ra Riot. Me recordaron un poco a todas estas bandas con multitud de componentes e instrumentos musicales que hacen un pop muy suave y melódico, del estilo de The Polyphinic Spree o Architecture in Helsinki , Al final, no estuvieron mal. Junto con Biffy Clyro salvaron el día.

Luego les tocó el turno a Au Revoir Simone. Tres chicas que cantan y tocan el teclado. No me gustó nada de nada. De hecho, ni siquiera pudimos aguantar medio concierto.
Volvimos a acercarnos para saber qué era eso de Tributo a Joy Division. Ingenuos de nosotros, creimos que sería algún tipo de homenaje a la banda de Ian Curtis, pero no. Más bien fue al contrario. Unos tíos imitándolos y tocando (mal) sus canciones. Tampoco aguantamos mucho y fuimos a dar un último paseo antes de bajar a ver a los dos últimos grupos.

Biffy Clyro es una banda escocesa de rock que en algunos momentos recuerda a Foo Fighters y en otros a grupos como Lostprophets o Ash. Temas cañeros y directos. Iban al grano. Me gustaron. Fueron, con mucha diferencia (lo cual tampoco es decir nada), lo mejor del domingo, porque tras ellos subieron The Lemonheads, una banda de la escuela de Dinosaur Jr. o incluso los Pixies, aunque con melodías más pop, que ofrecieron, para mi gusto, un espectáculo bastante lamentable, comparable al de los Babyshambles el año pasado. Evan Dando debe creerse algún tipo de figura dentro de esto de la música y echó a sus dos compañeros del escenario para tocar (o más bien aburrir) él solo durante unos 6 o 7 temas. Luego volvieron los demás, tocaron una canción, amagaron con irse, pero volvieron esta vez sin el batería, cogieron las guitarras y al final se volvieron a ir sin volver a tocar. Una auténtica chapuza!!

Tras esto fuimos a por el coche (no el mío) y qué sorpresa la nuestra cuando vemos la matrícula delantera arrancada y en el suelo. Improvisamos como pudimos y la atamos a la defensa del Ford Fiesta con unos cordeles de la tienda de campaña. Al final llegamos a casa prácticamente a la hora a la que hubiésemos llegado si nos hubiésemos quedado a ver Thievery Corporation.

A la cama. A dormir 3 horas y media tras pasar 3 noches en una tienda de campaña y a levantarse que hay que trabajar.