Fue publicada en España mientras en Inglaterra se lanzaba su segunda novela ('The Paper Soldier') y tras el éxito cosechado por la serie en nuestro país.
La sinopsis es la siguiente: El ex policía Thomas Lang trabaja como pistolero a sueldo. Cuando rechaza el encargo de asesinar a un empresario estadounidense se ve envuelto en una peligrosa telaraña de corrupción y muerte.
El libro comienza con una fuerza increíble, ya desde la primera frase:
"Imagínate que tienes que romperle el brazo a alguien.
El derecho o el izquierdo, da lo mismo. La cuestión es que tienes que rompérselo, porque si no lo haces... bueno, eso tampoco importa mucho. Digamos que ocurrirán cosas peores si no lo haces."
El protagonista Thomas Lang hace gala de tal humor negro e ironía constantemente que parece que el personaje del doctor House se ha apoderado de la mente del actor que lo interpreta y este no sabe hacer más cosas que recurrir a él. Pero lo curioso es que este libro se editó por primera vez en 1996, unos cuantos años antes de la primera aparición en pantalla del famoso doctor.
Como decía, el comienzo del libro es apabullante, con un personaje principal muy ágil, tremendamente irónico y ácido. Pero a medida que avanzas en la lectura, la frescura inicial desaparece y la narración se vuelve un tanto liosa. La trama se complica con la incorporación de personajes carentes de fuerza o del todo prescindibles, aunque Lang sigue haciendo gala de su ingenio:
"Tuvimos una alarma de bomba en el vuelo a Praga. Ni rastro de la bomba, pero sí mucha alarma.
Nos acomodábamos en nuestros asientos cuando se oyó la voz del piloto por el equipo de megafonía interior, que nos decía que desembarcáramos lo más rápido posible. Nada de “Damas y caballeros, en nombre de British Airways” o algo por el estilo. Sólo salgan del avión echando leches.
Esperamos en un salón lila, con diez sillas menos que pasajeros y sin música, donde tampoco se podía fumar. Yo, sí. Una mujer de uniforme y un quintal de maquillaje me dijo que lo apagase, pero le expliqué que era asmático y que el supuesto cigarrillo era un dilatador bronquial e hierbas que debía consumir cada vez que me encontraba en una situación estresante. Todos me odiaron, los fumadores incluso más que los no fumadores."
Al final, el libro no deja de ser un simpática novela para pasar un buen rato y hacerte reir unas cuantas veces. Un thriller ligerillo acerca de una conspiración política en la que Thomas Lang se ve envuelto sin comerlo ni beberlo y en la que el protagonista tendrá que medir su ingenio con multimillonarios malvados y dejar su vida en manos de un par de femmes fatales.
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